domingo, mayo 07, 2006

DE CÓMO JOSE VICENTE GAJARDO TRANSFORMÓ LAS PIEDRAS

Querida Elena : Erase una vez dos niños en una misma escuela, ambos compañeros de banco, José Vicente, labrador de piedras, tallador de ideas, escultor de sueños, premunido con un anónimo clavo y una lánguida piedra , obrero_maestro cómo un Dios capaz de engendrar un pájaro, de dar a luz una lagartija, de expulsar un volcán, transformador de sombras, maquillador de piedras, diseñador de siluetas , siempre supo que su vida estaba entrañablemente unida a la arcilla, granito y todo aquello inerte, pétreo y que necesita de un hálito que le susurrara en su alma para nacer y adquirir vida propia .

Elena, navegante que acompañada por una cámara recorría y se adentraba silenciosamente en el mar, explorando con sus inquietos ojos algún caballito marino para seducirlo e invitarlo a su pequeña embarcación, cómplice de Jose Vicente, ocultaba en su delantal las piedras que el portaba, proporcionandole herramientas para que él tallara las ideas que le asaltaban y se adueñaban de sus espacios, vidas y juegos.

Han pasado los años, cada uno emprendió un camino diverso, José Vicente fiel a sus inclinaciones, y pese al pronóstico apocalíptico de muchos y haciendo caso omiso a la historia y en un acto de rebeldía alzó su puño al viento, extendió sus manos cubriendo el futuro de imponentes siluetas , derrotando los obstaculos que intentaban hacerle alguna zancadilla y atarlo a los laberíntos del olvido , sumándose a un listado inacabable de talentos frustrados , pero José Vicente hijo de Lautaro, aguerrido , invocó los espiritus en una danza ancestral logrando materializar sus sueños , llenando de esculturas el mundo, para que seres cómo Elena sigan soñando y evocando aquella infancia de juegos, piedras y clavos.

Elena altiva, majestuosa y con sus ojos inquietos ausculta el mundo , radiografiando el aura a los seres en un acto de suprema imprudencia y paroxismo, es que Elena continúa siendo la hermosa niña que busca el caballito marino en el océano de nuestros ojos y se retrotrae hacia los brazos pétreos de Jose Vicente.

No hay comentarios.: