Queridos Amigos: Se acerca el triste aniversario del terremoto y tsunami que asoló a nuestro país. Después de casi doce meses recién puedo escribir acerca de lo sucedido en este espacio.
Para mi el terremoto significó un despojo absoluto y un estado de orfandad.
Nuestra historia comienza en Coliumo, lugar de origen de mi abuelo Francisco Cid, un español fundador del pueblo. Dueño de aquellas tierras. Mi padre y familia heredaron el espíritu de apego y arraigo y nos transmitieron el orgullo de sentirse parte de un trozo de tierra.
Aquel día todo cambió. Las olas no solo arrastraron los cimientos de la casa y los enseres, sino que la salinidad borró todo rastro nuestro, llevándose fotografías y retratos familiares.
Estábamos frente a un nuevo paradigma. Éramos seres sin identidad, errantes y despojados de recuerdos .Nos esparcimos. Estábamos diseminados. Nos prometíamos re-construir sin dimensionar lo que significaba desde el punto de vista económico.
Entonces acudimos a las instancias creadas por el Estado. Burocracia pura. Documentos y más documentos. Deambular de un lugar a otro. Por fin reunimos todo y nos dicen que nosotros debemos reunir un número de pobladores para postular. O sea después de vivir en el campo en forma independiente y sin vecinos próximos e inmediatos, debíamos hacinarnos en algún campamento, que eufemísticamente denominan "Aldeas" y que los pobladores, concientizados repiten como si fuese una parcela de agrado.
Es que somos profesionales. Entonces la gente como uno, se empobrece. Pierde todo, no obstante no accede al sistema ni a la prometida ayuda.
Los cerros de Coliumo están vestidos de mediaguas .Dos baños químicos para 50 familias. Extienden sus mediaguas con latas, nylon, frazadas y ramas.
Chile con el terremoto se fraccionó. Aquellos que habitan el norte, impactados observaban atónitos lo ocurrido y nosotros de esta parte del país.
En Coliumo una emblemática embarcación fotografiada por todos los medios y portadas de algunos periódicos y cuyo nombre es “Águila Real” solo pudo ser retirada del cruce entre cerros y de acceso al camino hace un mes. Retiro por cierto, pagado íntegramente con el dinero de los dueños que durante ese período no generaron recurso alguno, ya que su única embarcación yacía ahí en la entrada del pueblo-caleta de pescadores
La oferta de expropiación existente es impresentable.
Concepción es una ciudad, que a un año del terremoto permanece incólume e intocada. Una virgen de fierros, cenizas, y concreto. Los Edificios tienen alrededor una especie de cintillo o un collar de perlas falsas. Un gran letrero que reza estabilización.
La torre Ohiggins, con su letrero ofreciendo en arriendo oficinas, cabizbaja y con problemas a la columna, mira incrédula y humillada a la ciudad.
He pasado mil veces frente al edificio Alto Río y cada vez me conmuevo. No puedo dejar de impactarme. Es un emblema de la debacle post terremoto y de la desidia de la autoridad entre otros responsables.
A un año del hecho, la gente vive de esperanzas o de sus precarios recursos, pero de reconstrucción, nada….
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