Hace unos meses falleció don Petronio Romo. Fue locutor de Bio Bio La radio, su inconfundible voz en el espacio de “Breve notas” o la potente frase “El hombre que no es informado no puede tener opinión” constituyen hit radiales.
La radio, es un asunto que me trae mágicas, nostálgicas e inolvidables evocaciones.
Sucede que un día todos existíamos hermanos y padres y vivíamos en Coliumo. La radio era nuestra única fuente de información y entretención.
Casi de madrugada, mi padre encendía la radio y la sintonizaba en “Cooperativa” se iniciaba con la conocida frase “Al toque del gong sírvase conectar”.
Empezaban las noticias y desde la pieza contigua me informaba sin entender nada. Luego había un comercial de la “Sudamericana de Vapores” que me provocaba una sensación de tristeza indescriptible y ajena. Era el sonido de la sirena de un barco, un eco profundo e inacabable. Me imaginaba que naufragaba en tierras extrañas con miles de pasajeros cubriéndose los oídos.
Acto seguido empezaba una interminable nómina de emisoras que transmitían simultáneamente. Era la sincronía perfecta. Mencionaban a Monte Patria, María Elena y Chile Chico. Esos tres pueblos me causaban una enorme inquietud .Mi destino último era conocerlos. Ayer pase con un amigo divisando aquel lugar.
En aquel entonces existía una emisora cuyo nombre era” Radio Almirante La Torre” de Talcahuano. Transmitía dos programas significativos para las distintas comunidades rurales. Eran panoramas de gran interés entre los radio escuchas, que constituían la hora más ansiada e importante del día, para todas aquellas familias que esperaban noticias o el arribo de un ser querido.
El nombre de dicho programa radial era "México Canta”. La locutora se llamaba Ana Magaly Almendra, poseía una voz preciosa una mezcla entre la profunda gravedad y la sutil dulzura. En el tiempo de transmisión Coliumo entero escuchaba con impúdico volumen y las ondas se esparcían raudamente.
Ana Magaly declamaba los mensajes a los habitantes de las diversas localidades rurales quienes padecían delirio radiofónico. Los mensajes eran del siguiente tenor: “Se comunica a Juan Pérez que su madre viaja en el tren de Concepción a Ñipas, que la vaya a buscar en carreta porque trae mercadería”, uno o dos mensajes y eran acompañados por una triste canción Mexicana, éste espacio duraba una hora y tenía una sintonía que ya la quisiera la televisión abierta.
Yo, alephticamente, con una interpretación Borgeana, divisaba a Juan Pérez arreglándose para ir a buscar a su madre, alistando sus bueyes y preparando su carreta y me transportaba a Ñipas, para hurgar en las cajas de mercadería que traería aquella señora.
Posteriormente empezaba un programa llamado "Con Permiso soy el Tango" y ahí Ana Magaly leía algún fragmento de la canción que estaba al aire. Este programa particularmente me encantaba, porque los tangos eran apreciados por mi padre, autores como Gardel, Piazzola y otros eran sus favoritos.
Don Anatole Figueras, un maestro de la locución, era una especie de presagio, un adelantado de su época que sin proponérselo fue un precedente solidario que realizaba campañas destinadas abrigar el cuello de los ancianos, ya que conminaba a tejer bufandas. Tenía un programa motivador llamado “Ritmo y Canción de los Domingos” que también se transmitía en la desaparecida radio “Almirante La Torre”
Para el 27 de Febrero, nuestra Radio Bio Bio, me atrevería a señalar que fue lejos el medio de difusión mas escuchado por todos. Fue la compañía oportuna, la información pertinente y asertiva. Fue una especie de cobijo para los días de soledad e incomunicación.
El genial Woody Allen en 1.987 dirige una película llamada Días de Radio, donde evoca el significado e importancia de la misma.
Ahora, en un contexto absolutamente diverso y sin mensajes específicos a la madre de algún Juan, ni carretas ni bueyes, ni sirenas de vapores, doña Ana Magaly Almendra, don Anatole Figueras don Petronio Romo y Radio Bio Bio forman parte de nuestro ideario y del patrimonio ancestral, social y cultural de la región.
domingo, enero 30, 2011
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1 comentario:
Estimado, Gracias por darte el trabajo de rememorar tan añejos y hermosos momentos...
Mi madre diariamente en su mesa costurera, con pie firme en el pedal remendaba y también elaboraba las piezas de ropa de vecinos de Concepciòn Norte en Concepción, la lluvia caía en la ventana y yo preparando tareas, jugando un poco y escuchando "Con Permiso, Soy El Tango"
Ahora yo viejo y con hijos ya, extraño y añoro cerrar mis ojos y poder tocar las mejillas de mi madre, escuchar un bandoneon y ser feliz!
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