Queridos ex magisterianos o ex lectores: Me siento absolutamente frustrada en mi labor de abogada. Es una relación contractual extraña, casi un contrato innominado. Ciertos egresados de derecho me solicitan que les patrocine algunas causas.
El patrocinio es un contrato solemne por el cual las partes o interesados, encomiendan a un abogado la defensa de sus pretensiones ante los Tribunales de Justicia .Esto en virtud del Articulo 1 de la ley 18.120.
Estos patrocinios consisten en que aparezco como abogada de un cliente que solo conocí en la oportunidad en que nos encontramos en el tribunal ante un ministro de fe y firmamos la demanda respectiva. No participé en el proceso de recogimiento de datos, redacción ni revisión de demandas.Menos en el cobro de honorarios.
Como los egresados de derecho no pueden comparecer ante los tribunales a las audiencias tanto preparatorias como de juicios debía asistir en mi calidad de mandataria de estos afligidos seres.
Obtengo por audiencia la suma de $30.000 , al margen que el captante, egresado de derecho cobre por aquella demanda $500.000 o más pesos.
En realidad no me empece.En la medida que me cancelen las audiencias , perfecto. Es mi condición, lo elegí o acepté de esta forma y nada que decir.
Pero, la decepción llegó. Me siento absolutamente estafada, birlada, omitida y suprimida por seres que no siendo nada se creen algo y profitan de mi nombre y servicios .
Demandas impresentables, donde los verbos danzan abruptamente con las peticiones menos concretas.
Por captar clientes se les ofrece las soluciones más insólitas. Sin asideros éticos ni jurídicos.
Patrocino demandas donde convergen las intimidades más entrañables de probanzas imposibles.
Historias de desencuentros y miradas pasionales, de odios delirantes.
Los clientes pierden inexorablemente. Pierdo mi credibilidad. Piden explicaciones. Blasfeman y solicitan devolución de una suma que hasta entonces me era desconocida.
Me resiento. Estoy resentida.Cansada de ser objeto conjuntamente con estos clientes de las truculencias más insanas y despiadadas de estos seres .
En un acto de insolencia invocan títulos profesionales inexistentes. Espían detras de las puertas, se asoman a hurtadillas a la antesala del tribunal. Aparecen con carpetas y explicaciones inciertas frente a los ingenuos y sorprendidos clientes. Es decir no hay que ser Einsteniano para preguntarse por lo menos ¿Porque le proporcioné los datos a este sujeto, le pagué los honorarios y ahora otra persona me representará y entrará a la audiencia? Es que Si fuese abogado simplemente comparecería él.
Los clientes ignoran que no son abogados. Se dirigen a estos seres embaucadores como tales, con una reverencia desproporcionada.
Finalmente no me pagan. Se ocultan. Se desentienden y como no acostumbro a perseguir a este tipo de personas, opto por enviar elegantes correos electrónicos. No hay respuesta.
Hoy, tardíamente decidí que no patrocinaré demandas insostenibles ni a seres sospechosos menos aún permitiré que estos personajes determinados , egresados todos los que aludo continúen lucrandose ni provocandome daño de imagen irreparable.
Saludos
lunes, mayo 18, 2009
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