Queridos Amigos: tengo perdido en mi memoria a lo menos 5 segundos de mi vida. Sucede que estaba en el auto de un amigo e ibamos viajando desde Chiguayante a Concepción. Sucede que era co- piloto y no llevaba puesto el cinturón de seguridad. Ocurre que iba absorta leyendo mi patente renovada.
Sucede que de pronto, me encuentro sentada atrás, en el auto cómodamente sin ningún vestigio de caos ni alteración. Según los testigos di mil vueltas . Seguramente me centrifugué varias veces, sin embargo no recuerdo nada.
Sucede que mi amigo me relató que habíamos tenido un accidente y que no me moviera. Su voz era ultratumbica y lo divisaba brumosamente.
Ocurre que no comprendía nada, no escuche ninguna frenada,ningún ruido estruendoso o leve, no me percaté de ningún indicio de peligro , no intuí estado alguno de anormalidad y mis neuropeptidos no funcionaron a la velocidad de la prevención, alerta o riesgo. Es que mis neuropeptidos estaban impávidos y fueron sorprendidos convulsionando dentro de un auto.
Sucede que en un momento como aquel en que estaba bsolutamente extraviada y no funcionaba mi sentido común ni lógica y que me movía y hablaba por osmosis, mi amigo muy serio decreta y sentencia que debo entregarle "las cartas"( no aclararé esta frase porque solo nos empecea los interesados en ellas).
Sucede que su voz, su acento ultratumbico fueron sin duda, los elementos que me removieron neuronalmente y mi consciencia empezó a funcionar y me percaté que precisamente aquellas misivas eran en alguna medida, causal del viaje y del accidente y en ese exacto minuto hubo una macabra danza de imágenes, ideas, personas, lugares y situaciones y mágicamente empecé a hilar los hechos y a recuperar mi estado de coherencia divergente.
Aquella frase " entrégame las cartas" era una especie de últimatum y un resquicio desesperado y de última voluntad de un ser a punto de perecer.
Sucede que la multitud nos observaba y estabamos exhibiéndonos impúdicamente dentro de una vitrina rota y destruída.
De pronto una Sra se acerca y me pregunta como me siento y empieza amablemente a entregarme por el espacio donde algún día existió un vidrio mis lentes de sol, unas notificaciones, una agenda y cosas de esa naturaleza.
Era todo de un surrealismo impresentable. No podía creer que estuviese presentablemente sentada sin tener la más recóndita idea de como llegue a ese lugar. Sucede que me convertí en un ser teletransportado, o quizás a mis pies les salieron alas.
Llegaron los maravillosos bomberos, la ambulancia y todos los rescatadores, carabineros y público ávido de morbo y de conmisceración con dos seres desafortunados.
Sucede que mi cuerpo es un mapa amoratado. Trato de pensar donde quedaron aquellos cinco segundos, o sea el tiempo que media entre el momento en que yo leía mi patente sentada en el asiento de copiloto y el minuto en que me encuentro sentada en el asiento trasero con una granizada de vidrios dentro de mi sweater, un bus imponente frente a nosotros , mil ojos examinándonos y mi amigo con su cara ensangrentada.
Mil imágenes recorren mi mente, aquella gentil Sra de negro entregándome mis lentes y notificaciones, una multitud expectante,carabineros, ambulancia, amigos, preguntas, respuestas, resistencia absolutade mi parte a ser examinada, auscultada y verificada de alguna lesión.
Resistencia a no llorar ante el panorama desolador, un auto destruido, un amigo herido y las circunstancias mismas que nos llevaron aquel sitio.
Un medio de trasporte abortado y todo por aquellos cinco segundos fugados de mi mente.
Entonces recurrí a la resciliencia e intenté ser fuerte y me dediqué a observar de manera consciente y no morbosa un hecho que me importaba , ocurría y que yo, era co-partícipe , no obstante lo único que deseaba era desaparecer y ocultarme en mi casa a no pensar en aquello.
Finalmente estamos ilesos, somos sobrevivientes de un torbellino , porque nos dirigíamos hacia Concepción y quedamos mirando el cielo.
Simplemente ayer cuando hablamos de lo ocurrido, hicimos un racconto y hubo situaciones que nos parecieron cómicas, surrealistas y las carcajadas eran ecos que atravezaban la frontera de lo racional y de la amistad.
ah, mis lentes de sol son fabulosos, resistieron el impacto del cruel pavimento, están ilesos y prestos a ocultarme del insolente sol.
sábado, agosto 04, 2007
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